Una jornada magnífica por el centro de Palma
Una de las mejores maneras de visitar una ciudad es, sin duda, conocer su historia y catar su gastronomía.
Una de las mejores maneras de visitar una ciudad es, sin duda, conocer su historia y catar su gastronomía. Si además se hace disfrutando de su casco antiguo, deambulando por sus callejuelas y dándonos el gusto de hacer un poco de ‘shopping’, no hay duda de que Palma es la ciudad ideal. La capital mallorquina se convierte en Ciudad Magnífica este 2022 y es por ello que queremos recorrerla y conocer los establecimientos más emblemáticos de su centro histórico y brindar con una Magna de San Miguel.
Comenzamos nuestro recorrido por una de las plazas con más solera de la ciudad. Se trata de la Plaza Weyler, situada en una concurrida calle que conecta las Ramblas y la avenida Jaime III. En ella encontramos el Gran Hotel, uno de los edificios más bellos de Palma. De estilo modernista, se completó en 1903 y actualmente es un centro de arte y cultura.
Delante del Gran Hotel encontramos el Bar Central, local emblemático donde los haya y que data de 1940. En su terraza disfrutaremos del ambiente de esta zona de la ciudad, de la vida de los palmesanos y de los turistas que la visitan.
La comida tradicional
En el Bar Central podemos degustar los tradicionales ‘llonguets’, unos bocadillos elaborados con un panecillo exquisito. De miga floja, elástica y llena de hebras, fruto de un prolongado trabajo de amasado, hacía que antiguamente fuese una pieza de pan delicada y cara. Se hacía a diario únicamente en los hornos de la ciudad, donde su consumo era mayoritario a diferencia de los pueblos y de las zonas rurales, que consumían pan payés. Es por ello que la gente de los pueblos empezó a denominar a los habitantes de Palma ‘llonguets’, apelativo que los oriundos de la ciudad llevan con mucho orgullo.
Aunque si queremos algo más contundente, sus tradicionales ‘variats’ no dejan indiferente a nadie. La peculiaridad de uno de los platos por excelencia de Mallorca es que junta al mismo tiempo varias raciones que mezclan sabores, texturas y temperaturas. Croquetas, ensaladilla, pica-pica, calamares, callos, albóndigas y frito. Una explosión para el paladar convertida en religión gastronómica para cualquier mallorquín.
Con este contundente almuerzo dirigimos nuestros pasos hacia el centro de la ciudad. Parada obligada es la plaza de Cort, que acoge el histórico ayuntamiento de Palma. El edificio fue construido a mediados del siglo XVII y la plaza cuenta, además, con un olivo centenario; una de las fotos que cualquier turista quiere llevarse de la ciudad.
Es el momento de dirigirnos a nuestra siguiente parada. Las travesías que unen estas dos plazas tan emblemáticas de Palma constituyen uno de los ejes comerciales más variopintos de la ciudad. Por la calle Colón nos encontramos de frente la Plaza Mayor y es la hora de disfrutar de una Magna de San Miguel bien fría en una de las terrazas más bonitas de la plaza.
Se trata de la Bodega Mayor. Ambiente de auténtica vermutería en un local con espíritu tradicional y castizo. Allí podemos maridar nuestra cerveza con una tabla de quesos, o, si nos hemos quedado con hambre, unas hamburguesas caseras. Podemos ir a cualquier hora del día, ya que cuenta con cocina ininterrumpida desde las 11.00 horas a las 23.00 horas.
El arte urbano
Volviendo sobre nuestros pasos nos dirigimos hacia el Paseo del Borne, donde además de maravillarnos con sus magníficos edificios, como el ‘Casal Solleric’, centro de exposiciones con uno de los patios más elegantes de la ciudad, podemos realizar diferentes paradas para ponernos a la moda en algunas de sus innumerables tiendas de ropa y complementos.
Vamos directos hacia la calle Paraires, una de las callejuelas adyacentes al Borne, totalmente peatonal y centro del arte de la ciudad, donde podremos disfrutar de las diferentes galerías que allí se ubican.
En esta ‘artística’ calle, en el número 21, encontramos el establecimiento Sa Trobada, lugar idóneo para hacer una nueva parada y disfrutar del ambiente casero y su comida típica mallorquina con opciones vegetarianas. Es hora de probar unas tapas singulares que no vamos a poder olvidar. Una Magna bien fría nos dará el empujón necesario para seguir hacia los monumentos más emblemáticos de Palma.
La historia medieval
Bajando de nuevo por el Borne y cruzando los magníficos Jardines del Rey, llamados por los locales ‘S’hort del Rei’, situados debajo de la Almudaina, llegamos a unas escaleras que nos mostrarán este magnífico palacio, construido entre 1305 y 1314 y que fue considerado residencia de la corte real.
Justo delante del palacio se sitúa la Seu. La magnífica catedral de Palma data del siglo XIV y es una de las estructuras góticas más altas de Europa. Está encaramada sobre el Parque del Mar y ofrece una magnífica vista de la bahía de la ciudad.
Una vez visitada la Seu y de perdernos por las calles empedradas del casco antiguo, con los maravillosos baños árabes, reminiscencia de la ocupación musulmana, y sus casas señoriales, que datan de los siglos XVII y XVIII, es el momento de hacer nuestra última parada para disfrutar de una buena cena.
Bajando de nuevo hacia el mar, encontramos la avenida de Antoni Maura, y en número 6, Maura Café&Bar nos sorprenderá. Se trata de un local moderno y con mucho encanto, muy acogedor.
Podemos comenzar con sus entrantes para compartir, desde hummus a lomos de sardina. Podemos seguir con sus tostas de todos los olores y sabores; sobrasada, brie, jamón ibérico o solomillo, o, si lo preferimos, probar sus ensaladas variadas, su hamburguesa de cebón o los tacos de cochinita. Todo ello, acompañado de unas cervezas Magna de San Miguel harán de nuestra visita a esta ‘Magnífica’ ciudad un deleite para nuestros sentidos. ¡Os esperamos!