Mercados tradicionales y bares emblemáticos en Palma de Mallorca
Pocas cosas hay más agradables que pasear por los mercados tradicionales de cualquier ciudad y Palma no es distinta.
Pocas cosas hay más agradables que pasear por los mercados tradicionales de cualquier ciudad y Palma no es distinta. Dos son los mercados de la ciudad que conservan la arquitectura, la fisionomía y el carácter histórico de antaño: el Mercat de l’Olivar y el Mercat de Santa Catalina.
Recorrer tranquilamente sus puestos de alimentación es, por sí mismo, un placer para los sentidos. El colorido de las frutas y verduras, dispuestas con orden extremo; pescados y mariscos frescos, recién traídos de la lonja. Carnes rojas, aves e incluso caza. Encurtidos de todo tipo… Y el bullicio que envuelve todo el mercado, punto de reunión de vecinos y amigos.
Necesariamente, en los mercados y en las calles próximas han surgido bares y restaurantes donde degustar los productos allí adquiridos, de kilómetro cero, de calidad inigualable. Muchos de estos establecimientos incluso cocinan directamente los alimentos recién comprados, algo que los sibaritas agradecen. Y por supuesto, degustando una cerveza Magna San Miguel bien fría. Todo un gustazo.
Del mercado al plato
Bar Tapas Los Maños es uno de esos bares con personalidad integrados en el ecosistema del Mercat de l’Olivar. Un bar ideal para hacer una parada en las compras en el mercado, donde saborear platos típicos de la cocina mallorquina como ‘frit’ o caracoles. Sus tapas son famosas pues los ingredientes proceden de su propia pollería, ubicada en los puestos 34 a 38 del mismo Olivar.
En este original establecimiento también ofrecen barra degustación como tablas de jamón al corte, quesos y venta de embutidos, y entre ellos, por supuesto, la sobrasada de Mallorca. Los viernes, además, preparan plato del día.
Muy cerca de allí, aunque fuera del mercado, en la plaça del Comtat del Rosselló, 7, encontramos el Bar Tulsa. Tras recorrer el mercado más grande de la ciudad, el Mercat de l’Olivar, y las tiendas de moda y calzado que lo rodean, merece la pena visitar el Tulsa para recobrar fuerzas con un extraordinario café o un almuerzo.
Se trata de un establecimiento con 70 años de historia, con un interior cuidado al detalle, con barra y mobiliario de madera que apenas ha cambiado, manteniendo su esencia y su espíritu de café urbano en el que reunirse con amigos degustando una cerveza Magna San Miguel. Como cuando Mercapalma estaba instalado en el sótano del mercado y el Tulsa era uno de los centros neurálgicos de la zona, donde se juntaban payeses, comerciantes y compradores.
Una tradicional ruta gastronómica
A pocos metros encontramos Casa Flor, una joya en pleno centro de Palma. Ubicado en la plaça Alexandre Jaume, 3, está especializado en comida saludable y excelentes cócteles. Puedes cenar al aire libre en su espléndida terraza o disfrutar del ambiente interior, estilo New York. Sus paredes están magníficamente decoradas con obras de arte que no dejan indiferente a nadie.
No deje de visitar Casa Flor en su deambular por Palma y saboree un zapatillo, especialidad de la casa.
Algo más lejos, yendo hacia la calle Sant Miquel, encontramos Indico La Primavera, en la plaça de la Mare de Déu de la Salut, 2. Se trata de una cafetería ideal para desayunar, merendar y almorzar croissants, bocadillos, sándwiches y cafés. También ofrecen recetas de cocina mediterránea, tapas y pizzas. Su café está especialmente bien valorado, lo que, junto a una plantilla muy profesional y amable, convierten a Indico La Primavera en una pausa obligada tras una visita al Mercat de l’Olivar o un día de compras por Palma.
De barrio céntrico a barrio marinero
Por último, debemos destacar la Vermutortillería, en las inmediaciones del Mercat de Santa Catalina, en la plaça de la Navegació. El nombre lo dice todo, porque la barriada de Santa Catalina, originariamente extramuros de Palma, era un barrio de pescadores.
La Vermutortillería es el lugar ideal para los amantes de la tortilla, los encurtidos y los vermús. Sirven tortillas de todo tipo: clásica, de jamón y queso, sobrasada, espinacas, sepia, champiñones, pimientos rojos, pulpo a la gallega. Su carta es enteramente una delicia y también una sorpresa agradable.
Sus encurtidos (bombas, lagartos y cohetes de Vallekas) son sabrosos y con un aliño delicioso. También ofrece pescado, marisco, carne, especialidades gastronómicas, embutidos, quesos, aceitunas, vinoteca, pasteles, panadería, etc. Todo de primerísima calidad y muy apropiado para maridar con una cerveza Magna San Miguel bien fría. Además, los martes y sábados organizan talleres de cocina y mercado exterior de ropa, muy recomendable.
Palma es una ciudad magnífica, cuyo centro se recorre muy fácilmente paseando. Del Mercat de l’Olivar al Mercat de Santa Catalina hay escasamente 20 minutos a pie. Una ruta que les recomendamos, al igual que una visita a ambos mercados y a los locales que igualmente les sugerimos.